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Dra. Rebeca Gomezchico
Especialidad: Pediatría y Nefrología.
Jefa de Enseñanza del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Dra. María de la Paz Hernández Román
Especialidad: Pediatría y Alergología.
Egresada del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Dr. José Ernesto López Almaraz
Especialidad: Medicina Interna y Nefrología.
Jefe de Hemodiálisis del Centro Médico ABC.
Médico adscrito a Nefrología del Hospital de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Dr. Alejandro Macías
Especialidad: Medicina Interna e Infectología.
Ex comisionado de Influenza en México.
Dr. Benjamín Romero Navarro
Especialidad: Pediatría y Nefrología.
Ex jefe de Nefrología del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Dr. José Carlos Romo Vázquez
Especialidad: Pediatría y Nefrología.
Médico adscrito a Nefrología del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Dr. Jacob Sandoval Pamplona
Especialidad: Pediatría y Nefrología.
Médico adscrito de Nefrología del Hospital Civil de Guadalajara.
Dr. José Ernesto López Almaraz
El riñón es un órgano par que tiene varias funciones en el organismo; es junto con el hígado, uno de los dos grandes “laboratorios” del cuerpo. Algunas de estas funciones son: excreción de toxinas, productos de desecho resultantes del metabolismo diario (como urea y creatinina), síntesis de hormonas (como eritropoyetina y vitamina D), regulación de la presión arterial, balance de agua y electrolitos y regulación del balance “ácido-base” (ácidos y bicarbonato) en el organismo.
La Acidosis Tubular Renal (ATR) es una alteración en la capacidad de los riñones de llevar a cabo de forma adecuada ésta última función: el equilibrio “ácido-base”. El resto de las funciones de los riñones generalmente están conservadas por lo que no podemos hablar de “insuficiencia renal” – ésta se puede determinar con la medición de creatinina en sangre y mediante fórmulas especiales estimar la depuración de creatinina para saber el grado de función renal – el nefrólogo debe de realizar lo anterior.
¿Cómo funcionan los riñones?
Cada riñón tiene alrededor de 1,000,000 de Nefronas (“unidad anatomo-funcional del riñón”), cada una de ellas está compuesta por varios elementos: el glomérulo (que filtra la sangre), el “Túbulo Contorneado PROXIMAL” (TCP – en donde se reabsorben varios de los elementos filtrados, entre ellos el bicarbonato), el asa de Henle (encargada de concentrar y diluir la orina), el “Túbulo Contorneado DISTAL” (TCD – en donde se lleva a cabo la excreción del exceso de ácido del cuerpo) y los túbulos colectores. De manera normal, el bicarbonato se filtra libremente en el glomérulo y se reabsorbe prácticamente todo en el TCP (la falla en este proceso da como resultado ATR Proximal o tipo II), en el TCD el riñón se encarga de eliminar el exceso de ácido al formar amonio (la imposibilidad de realizar esto resulta en la ATR Distal o tipo I).
La Acidosis Tubular Renal existe como entidad “primaria” (no hay otra enfermedad o medicamento que lo cause) y es la que generalmente vemos en los infantes; y causas “secundarias” que es la que vemos en la vida adulta, secundario a enfermedades autoinmunes (como Lupus Eritematoso Generalizado o Síndrome de Sjögren), hematológicas (por ejemplo Mieloma Múltiple) o al uso de algunos medicamentos (p.e. Anfotericina B).
Acidosis Tubular Renal Proximal - en ésta, el defecto consiste en que el umbral de reabsorción del bicarbonato se encuentra más debajo de lo normal: cuando nuestro bicarbonato sobrepasa en sangre la cifra de 24 mEq/L, el túbulo proximal disminuye la reabsorción de éste, perdiéndose por la orina ya que más adelante no se reabsorbe, en los pacientes con ATR proximal este umbral es mucho más bajo (14-16 mEq/L) de modo que al sobrepasar esta cifra, el riñón “tira” el bicarbonato, de ahí que el suplemento recomendado sea con solución de bicarbonatos hasta alcanzar una cifra en sangre óptima.
Acidosis Tubular Renal Distal – el defecto en ésta es la incapacidad del riñón para excretar de forma adecuada el exceso de ácido del cuerpo (mediante la eliminación de H+ y formación de amonio), esto tiene como consecuencia mayor consumo de bicarbonato en sangre para poder “neutralizar” este exceso de ácido, resultando en niveles de bicarbonato bajo. Esta entidad se puede acompañar de incremento en la excreción de calcio en orina y citrato en orina disminuido, que es un inhibidor de la formación de piedras y depósito de calcio, por lo que es el tipo de ATR en que podemos encontrar estas complicaciones de la enfermedad y por esto mismo, el suplemento debe ser en forma de citratos.
Los síntomas de la Acidosis Tubular Renal son muy inespecíficos, el principal en los niños: falla en el desarrollo (falta de ganancia de peso y estatura) durante los primeros meses de vida, de hecho, si se presenta esta situación por 2 a 3 meses consecutivos, debe ser investigada la causa, siendo la ATR una de ellas. Otros síntomas son poco apetito, náusea e inclusive vómitos frecuentes por lo que se le ha llegado a confundir con enfermedad por reflujo gastroesofágica; la causa: al tener un exceso de ácido en el organismo, éste busca la forma de deshacerse de él. También se pueden presentar alteraciones gastrointestinales como estreñimiento, y genitourinarios como frecuencia urinaria incrementada.
Una de las condiciones al momento de realizar el diagnóstico de ATR es tener una función renal normal (una depuración de creatinina > 90 ml/min), aún cuando exista nefrocalcinosis documentada sea por ultrasonido, radiografías o inclusive por tomografía, por lo que el pronóstico de la enfermedad es generalmente bueno. Las metas de tratamiento son: a) normalizar los niveles de bicarbonato en sangre, b) recuperar la velocidad de crecimiento (peso y estatura), c) prevenir la formación de nuevos litos urinarios o crecimiento de la nefrocalcinosis. Lo más importante es mantener el tratamiento.
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